Las vías lagrimales constan de conductos que comunican el saco conjuntival con la nariz. Cuando falla este sistema se observa epífora (lagrimeo), por defectos en la génesis (puntos lagrimales diminutos o imperforados) u obstrucciones causadas por inflamación o mucus.
Los puntos lagrimales pequeños pueden ampliarse quirúrgicamente. Si son imperforados no siempre se soluciona el problema y la cirugía es más trabajosa, siendo indispensable la utilización de buena magnificación binocular.
Las obstrucciones de los conductos lagrimales se tratan canalizando e inyectando a presión, colirios acuosos con corticoides y antibióticos cada 8 hs. Es conveniente repetir la maniobra semanalmente, en dos o tres oportunidades. Si repite el cuadro intentarlo nuevamente.